Una gran parte de la energía solar es absorbida por la corteza terrestre en forma de calor. A partir de unos 2 metros de profundidad la temperatura del suelo se mantiene prácticamente constante a unos 15ºC. Es por esto que se considera el subsuelo como una fuente de calor llamado geotermia solar.

Mediante un sistema de captación adecuado y una bomba de calor geotermica se consigue transferir calor de esta fuente de 15ºC a otra de 50ºC (acumulador de ACS o circuito de agua de calefacción).

Las bombas de calor con aplicación geotérmica tienen un rendimiento muy elevado, ya que pueden proporcionar en forma de calor de 4 a 6 veces más que la energía eléctrica que consumen reduciendo significativamente las emisiones de CO2.